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Aclowntratemps: El diario de trabajo de la compañía.
Literatura Propia: Escritos poéticos de mi puño y tecla.
Reflexiones sobre el Teatro: Pues eso.

martes, 3 de diciembre de 2019

Destripados

Me has contado todos los finales posibles
y sin embargo
sigo enganchado a la pantalla.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Hoy he visto actuar a Juan. Como siempre, lo ha hecho de puta madre. Sobre el escenario brillaba como si la luz fuese de él a los focos. Tiene ese don.

Después de la función hemos hablado de lo de siempre; es difícil vender los espectáculos, hay que estar en perpetua alerta… ahora ya no tiene tiempo para seguir a la espectativa de ver lo que pasa. Necesita dejarse el teatro y ponerse a trabajar. Está en un colegio, como Elena desde hace un año, como hizo Carmen en su día, igual que Olga, Jesús, Miguel… todos aquellos a los que vi empezar y por quienes quise empezar a hacer lo que hago… yo empiezo y ellos terminan… y se lo dejan para trabajar porque esto no les da de comer… se lo dejan mientras yo estoy con medio pie en la línea de salida, con las rodillas flexionadas y los músculos tensos, a punto de impulsarme, de lanzarme contra el muro que formaron las piedras que me habéis lanzado todo este tiempo… y alarmados como hipócritas gritáis: “¿No ves que ellos no han podido? No te abras la cabeza. No corras por esa calle”. Y mi cabeza escucha, y se plantea mandar la orden de parar…

Pero mis rodilla siguen flexionadas y los músculos tensos, preparados para saltar en cuanto se escuche el disparo de salida; mis ojos miran fijamente el muro, y siento miedo, y la cabeza hace eco de vuestras voces hasta convertirlas en un clamor, y titubeo… suena el disparo allá lejos, en algún rincón de mis pensamientos, y en mí se hace el silencio. Dudo. Intento no salir. Intento no saber salir. Pero mis rodillas saben, y mis músculos, y mi cabeza, y mis ojos saben que si no corro esta carrera, si no llego a la base del muro, si no salto lo más arriba que pueda para sortearlo… saben que preferirán estar muertos a vivir recordando que no se atrevieron a intentarlo.

miércoles, 13 de abril de 2011

Estelas movedizas

Hoy me he sentado en medio de una reunión; gente conocida que habla y siente junta, y me he dado cuenta de que, en definitiva, se aferran siempre a lo que pueden, como todo hijo de vecino... y sumido en estas reflexiones he perdido la mirada en el café que me estaba tomando; un café cortado que no me apetecía, pero lo había pedido, y me lo he tomado. Y pensaba en que la gente se aferra a cosas palpables, tangibles... algo que puede servirles para dejarse llevar, o para transportarlas, pero al fin y al cabo son algo que está ahí y pueden verlo, verlo y mostrarlo...

Entonces he pensado en que es aquello a lo que me aferro para vivir como todo el mundo vive, y he levantado la mirada del café cortado que no me apetecía. He mirado a mi alrededor y no he visto lo que buscaba. Me he visto aferrado a un rayo de luna al que me unen dos jirones de niebla, dos retales blancos que sólo esperan la brisa apropiada para disolverse y volver al pantano del que nacieron hace algunos años.

¿Por qué? ¿Por qué, me pregunto, me es tan difícil sentir tierra firme bajo mis pies? ¿Por qué debo andar siempre sobre estelas plateadas en el océano? ¿Qué tienen mis extremidades inferiores que solo atraen arenas movedizas?

No quiero que mi vida penda de humedad condensada flotando sobre un pantano. No quiero tampoco una tabla que me garantice un permanecer a flote entre olas de tristeza y lágrimas que no he derramado.

Me gusta ver caminos de plata y alcohol entre sueños, a través de velos vaporosos y sentir que alguien puede pasear por ellos, pero alguien que no soy yo, alguien cuya vida es tan efímera como un suspiro en la noche, alguien que no existe y necesita ser creado... para poder escribir sobre él sin que me duela sentir que puedo ser yo.

Y quizás éste de quien hablo no sea yo, aunque escriba en primera persona. Quizás mi rayo de luna es en realidad de esperanza, y los jirones de niebla ocultan gruesos cables que me sostienen en contacto con el cielo estrellado, y bajo mis pies los vapores se condensan hasta formar granito... y la vida efímera de ese alguien que no existe es en realidad la mía, y solo soy un sueño hecho de luna y niebla que cuando duerme despierta y se ve seguro en un suelo de roca firme...

Pero si dormir es velar, ¿dónde queda el descanso?
Y si soñar es vivir, ¿en qué quedan las respuestas

Mayo 2005

viernes, 1 de abril de 2011

Salida al exterior



Desde las profundidades de una sima, a través de un laberinto de grietas, galerías y grutas que durante millones de años excavó el agua, gota a gota, llegó a mis oídos el lamento de una bestia prisionera.

Sin dudarlo un instante me lancé al pozo más cercano. Tuve que adoptar las formas más inverosímiles para escurrirme por sumideros a cientos de metros bajo la superficie, arañándome la piel en rocas que durante eras geológicas se han ido afilando, poco a poco en las entrañas de la tierra; daba igual que tomara prestadas las escamas de una escurridiza anguila o el pétreo caparazón queratinoso de un escarabajo: el inmisericorde corazón de la montaña me laceraba igualmente.

Por fin llegué al origen del lamento, donde la criatura había llorado durante tanto tiempo. Allí estaban sus mortales restos, adheridos a la piedra, formando parte ella como fósil, sin poder salir y uniendo su destino al de la montaña mísma, al del final de los tiempos...

Y mientras llega ese final, allí siguen los aullidos, los sollozos, los suspiros que durante tanto tiempo exhaló, su último estertor, resonando en el infinito laberinto de las entrañas de la tierra, rebotando como ecos perdidos bajo la montaña, y que sólo de vez en cuando encuentran una salida al exterior.

(09 abril 2006)

domingo, 20 de marzo de 2011

La Sensación



A veces siento que me atrapa. No sé exactamente que es, pero me atrapa.

Lo siento suavemente en los dedos de las manos. Después se extiende por todo el cuerpo. Es sólo una sensación, nada más... pero es la sensación de algo que me atrapa.

A veces trato de darle forma y me imagino que es una densa madeja de hilos de araña que forman una red a mi alrededor, pero no es una imagen exacta porque no me siento asfixiada, más bien furiosa; entonces grito... grito con la voz y con los dedos y la sensación desaparece... momentáneamente.

En una ocasión traté de huir. Cuando noté como entraba por los dedos, los dejé caer y salí corriendo, pero me alcanzó y la sentí entrar por los talones, y esa vez fue más fuerte que nunca:
tenía ojos, la sensación tenía ojos y una voz helada que siseaba: "no corras, estoy a tu lado siempre, no tiene sentido salir corriendo; además, me canso"... Aun así seguí corriendo; le había cogido el tranquillo a lo de correr con la sensación encima, y me gustaba.

Desde hace unas semanas la sensación se ha acomodado en mí y me siento atrapada todo el día, pero me voy haciendo al hábito. A veces me la quito y la dejo en una estantería mientras veo la tele un rato, que atrapa lo mismo pero no carga los hombros. Sentada en el sofá tengo la impresión de que la sensación hurga entre mis discos, los escucha y da su opinión. A mí me revienta que opinen sobre mis gustos, pero viendo la tele me olvido y soy feliz.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Nada que decir

A veces es mejor quedarse callado y no decir nada, que abrir la boca y decir lo que se tiene dentro... y a veces no tienes nada dentro pero tienes que sacarlo como sea. Yo me encuentro en esta situación.

Hace tiempo que me siento como vacío, pero no es eso exactamente... estoy buscando la manera de expresarlo, pero cuando lo intento termino por no decir nada... quizás porque no tengo nada que decir.


En otras ocasiones son los demás los que me hacen preguntas que trato de contestar, pero cuando el aire consigue abrirse camino desde los pulmones, empujando el humo cannábico, y llega a las cuerdas vocales, éstas se relajan y no dejan más rastro que una suave vibración pero que no dice nada.


Una vez, incluso dije cosas que no tenía... y ahora se las debo a alguien. Y eso es algo peor que el vacío, las deudas. Es algo así como escribir un SOS en un mensaje, meterlo en una botella, bebértelo de un trago y lanzarte al mar para que te encuentren. Quizás no tenga mucho sentido, pero son cosas que se dicen cuando no se tiene nada que decir.

(10-10-2004)

domingo, 14 de marzo de 2010

Sesió 13-03-2010

Aunque fue corta, resultó muy productiva.
Se habló de algunos de los proyectos que nos traemos entre manos, especialmente del homenaje a Ovidi Montllor que preparan Paula y Marga, y al que le darán un fuerte empujón durante las fiestas de pascua.
También que deberíamos empezar a crear un archivo con todo el material que tenemos de nuestras andanzas previas: fotos, animaciones, etc., para tenerlo a mano.
Como nuevos conceptos, profundizamos en las acciones de tirar y empujar:

- ¿Qué pasa cuando la vida te empuja?
- ¿Y cuando la vida tira de ti?
- ¿Cómo camina alguien que empuja de la vida?
- ¿Y cómo, si tienes que tirar de ella?

También exploramos con nuestro peso:

Después de encontrar el caminar que corresponde a nuestro propio peso, exploramos en la sensación de que éste se incrementa hasta límites extremos. Volviendo atrás, recuperamos nuestro peso, y buscamos la sensación de disminuirlo hasta la ingravidez.

Es curioso... el primer ejercicio nos cambia sobretodo por dentro, y nos ayuda a encontrar porque se mueve nuestro personaje, mientras que el segundo nos cambia principalmente por fuera y nos da formas de encontrar como se mueve nuestro personaje, ¿no os parece?